lunes, 14 de diciembre de 2015

Despedidas

Hoy hace 15 días que mi tiempo en Sudáfrica llegó a su fin después de casi dos años y medio. Parece que fue ayer cuando aterricé en Upington con mis dos maletones muchas ganas y sin tener ni idea de lo que me iba a encontrar. Muchos meses después me fui casi sin mirar atrás, quién lo diría, pero me fui así porque sé que tarde o temprano volveré, para hacer mi viaje de aventura, volver a Cape Town o simplemente ver una de las impresionantes puestas de sol de las que solo hay en el Kalahari con una copa de Johannisberg en la mano. 

Ahora se presentan nuevas aventuras en el horizonte, sin cambiar de paisaje, el desierto me acompaña una vez más, volvemos a empezar otro proyecto, pero de momento me esperan unas semanas en España con la familia y de las que pienso disfrutar cada minuto. 

De todos modos, que no cunda el pánico que aún tengo pendientes varios sitios en Sudáfrica de los que aún no he hablado así como alguna escapada de fin de semana que tengo estos días. Además dentro de no mucho tendré un nuevo país para investigar. 

Os dejo el enlace de la canción que me viene a la cabeza cada vez que me tengo que despedir de alguna ciudad. 

viernes, 20 de noviembre de 2015

Hlane National Park




Como comentaba en el post anterior, en nuestra visita a Suazilandia nos quedamos a dormir en el parque natural de Hlane, uno de los 5 parques naturales del país.

La idea era disfrutar de una experiencia en la naturaleza al 100% porque para empezar no hay ni electricidad!!!!



Llegamos sobre la hora de comer justo a tiempo para nuestra actividad programada de antemano, un Rhino Game Drive and Walk nada más y nada menos.



El parque tiene dos campamentos, uno en la zona de los felinos y otro en la que tienen a los rhinos. Nosotros nos quedamos en la zona de los rhinos ya que leímos en internet sobre la actividad y además habíamos leído sobre el water hole que está frente al campemento en el que es habitual ver rhinos, elefantes e hippos pudiendo escucharlos incluso por la noche!



Hacía un calor horroroso a nuestra llegada por lo que un chapuzón en la piscina, si la hubiera habido era de lo más apetecible de todos modos no tuvimos ni tiempo ni la posibilidad así que nos fuimos directamente a nuestra casita que estaba muy chula (aunque un solo baño) a dejar las bolsas y después directamente a nuestro game drive.



El alojamiento no fue especialmente caro, 1.790 ZAR por 6 personas en la casa que podría alojar hasta 8 personas ya que teníamos una habitación libre.

En relación a la actividad que llevábamos contratada y pagada por antelación, consistía en que nos llevaran en una de las camionetas de safari por las zonas del parque en las que no había felinos, de tal modo que si los rhinos estaban tranquilos, pudiéramos acercarnos a pie mientras el guía nos explicaba cosas sobre su comportamiento y demás.



Me resultó muy interesante saber que los rhinos son casi ciegos ya que no ven más lejos de 30 metros, pero que tienen un oído y olfato muy desarollado. Esto supone que nos acercáramos siempre en contra del viento. Llegó un momento en el que nos pudimos hasta sentar muy cerca de uno de ellos que dormía plácidamente.



Tengo que reconocer que el parque me defraudó un poco ya que a consecuencia de la tremenda sequía que sufre el país, así como de los elefantes (según nuestro guía) los árboles estaban casi todos muertos y no veías nada verde en todo lo que abarcaba la vista.



Tras la actividad, nos sentamos a tomar una cervecita Suazilandesa llamada Sibebe mientras disfrutábamos de los rhinos e hippos que estaban en el water hole frente a la terraza del hotel.



Acabada nuestra cervecita, nos fuimos a nuestra cabaña a preparar la braai para cenar y disfrutar de una de las actividades que más me gustan de África, una ducha al aire libre o shower in the bush que con el calor que hacía nos supo a gloria!



Sintiéndonos como nuevos ya nos pudimos sentar a disfrutar de una copita de vino a la luz de nuestras lámparas de gas, de lo más romántico y agradable, eso sí todos bien bañados en repelentes de mosquitos.



El campamento tenía a su vez una tienda de recuerdos así como un restaurante que disfrutamos por la mañana, pero que por la noche iluminado a la luz de las lámparas de queroseno tenía mucho encanto.




Aunque el parque desde mi punto de vista no mereció la pena, el que no hubiera electricidad, la ducha al aire libre y la casita le dió muchó encanto a nuestra estancia y si por casualidades de la vida volviera a estar por la zona, no dudaría en volver .


martes, 17 de noviembre de 2015

Suazilandia




Por fin de vuelta tras unos meses de parón y con fuerzas renovadas. He de reconocer que después de dos años había llegado a agobiarme un poco con el tema del blog así que decidí tomarme unas vacaciones indefinidas hasta que volviera a ilusionarme otra vez. 

Pues unas semanas después estoy de vuelta con ánimos y fuerzas renovadas para seguir publicando todo lo que se me ocurra sobre mis aventuras.

Vengo llena de ideas y materiales de mi última incursión a la conquista de Sudáfrica y alrededores y entre todo el material disponible, me apetece presentaros el último país que he conocido, Suazilandia.



Aunque la visita a Suazilandia fue cuanto menos fugaz (a penas una noche) creo que ha sido lo suficiente para hacerte una idea del país o al menos de la parte este del mismo.

Entramos Suazilandia por el puesto fronterizo de Mananga y salimos por el de Lavumisa, por lo que se puede decir que recorrimos la zona este del país de Norte a Sur.



Teníamos un coche de alquiler por lo que avisamos con antelación a la compañía para que preparara los papeles necesarios (principalmente la carta de autorización para sacar el coche de RSA). 

El paso de la frontera, no fue difícil, papeleo y sin necesidad de que tuviéramos que pagar visado, solo el impuesto de circulación para poder circular con nuestro coche por el país y que fue menos de 100 ZAR.

Nada más cruzar la frontera te encuentras con un paisaje llano y muy verde en el que predominan las plantaciones de azúcar intercaladas cada pocos kilómetros por las fábricas en las que refinan el mismo.

A los pocos kilómetros a medida que nos acercábamos al parque natural de Hlane, nuestro “campamento” para esa noche, los efectos de la sequía que viene afectando a la zona se empezaron a hacer más palpables hasta llegar a presentar un aspecto desolador habiendo incluso reses muertas a la orilla de la carretera.



La divisa allí, impronunciable por lo que quedó bautizada como Suazilandios, es 1 a 1 con el ZAR y te aceptan la divisa sudafricana en todos los sitios por lo que no es necesario cambiar.

Como comentaba anteriormente, nos quedamos a dormir en el Parque Natural de Hlane, que nos coincidía en ruta y del que os hablaré otro día!

lunes, 17 de agosto de 2015

Go-Karts Swakopmund




Sigo presentando mis descubrimientos Namibios de hace un par de semanas. En un momento en el que no teníamos mucho que hacer nos decidimos ir a dar unas vueltas en el circuito de Karts de la ciudad.

Situado a las afueras de Swakopmund, es el lugar perfecto para dar unas vueltas mientras comes más arena que si te revolcaras por unas dunas, pero ¿quién dijo miedo?



Además tienen una especie de parque infantil de tráfico para los más peques.



Tras una breve explicación de las medidas de seguridad, nos dieron los cascos, nos sentaron en los coches y listos para la vuelta de calentamiento.



Tengo que reconocer que era mi primera vez en los Karts, y no fue para nada como me esperaba! La dirección estaba durísima y encima tenía la impresión de que iba a volcar en cada curva. Menos mal que estábamos solo nosotros porque yo era lo que viene siendo una chicane móvil!



De todos modos con cada vuelta fui ganando confianza y la verdad es que me lo pasé muy bien. 

Tras nuestra victoria, 



nos tomamos allí mismo unas cervecitas para celebrarlo mientras disfrutábamos de otro GP, y nos fuimos a seguir ruta.



jueves, 13 de agosto de 2015

Swakopmund Brauhaus




Hoy os presento un restaurante alemán de los de toda la vida que me hizo sentirme como en casa. Bueno tanto como en casa no, pero en Europa sin lugar a dudas. El sitio se llama Swakopmund Brauhaus y sin lugar a dudas merece la pena.



En primer lugar decir que es importantíííííííííííísimo reservar. Nuestros amigos habían hecho la reserva hacía dos semanas! Así que con eso os lo digo todo.

Solo la pinta del restaurante era muy muy prometedora. Mesas de madera, algunas de esas grandes que compartes entre varias personas, velas en la mesa, banderas en el techo…. Fue como un viaje en el tiempo, por unos segundos volvía a estar en el Preuverij.



Bueno dejando la nostalgia a un lado, nos sentamos y tuvimos bien claro lo que queríamos pedir una de esas botas con dos litros de cerveza en su interior. Éramos cuatro, por lo que la idea no era del todo descabellada. Menos mal que nos avisaron que nada más ponerla en la mesa le dan un golpe con la palma de la mano en toda la espuma y esta sale disparada en todas direcciones. Nota mental: la carta protege bastante.



Mientras degustábamos la cerveza, nos dedicamos a mirar la carta para ver qué pedíamos y tanto tardamos en decidir (aunque están especializados en codillo) que se nos acabó la bota y nos decidimos a pedir una jarra de 3 litros de cerveza. Nos esperábamos una de esas jarras con un grifo y con hielo en el centro para mantenerla fresca, cuál fue nuestra sorpresa cuando no nos llegó un señor vaso con 3 litros de cerveza en su interior!



Pues al final con la tontería, cuando nos pusimos a pedir, pues como que no teníamos mucha hambre. Al final nos conformamos con compartir algunas cosas y nos fuimos de allí más felices que unas castañuelas.



De precio la verdad es que bastante asequible, los 5 litros de cerveza, tres platos principales y 4 Dom Pedros 850 ZAR.

Sin lugar a dudas un lugar de referencia en Swakopmund

martes, 11 de agosto de 2015

Swakopmund




Hoy toca el primer post de la colección de Swakopmund y supongo que no hay nada mejor que empezar comentando mis impresiones de la ciudad.

Tengo que reconocer que de entrada me horrorizó. Os pongo en situación llegamos por la mañana cansados después de un montón de kms acumulados. Escogimos la ruta que pasa por Windoek ya que es todo el camino por carretera de asfalto, que escasean en el país, pero también la más larga.



Llegas después de recorrer kilómetros y kilómetros por una línea de asfalto que atraviesa el desierto, solo para encontrarte que cuando acaba del desierto, te espera un buen puñado de casas en las que predomina más la arena que jardín en medio de un montón de niebla.

Tras la nefasta primera impresión, no fue difícil que fuera a mejor y he terminado por irme un poquito enamorada de esa ciudad encajonada entre el desierto y el Océano Atlántico y con una marcada herencia alemana.



El primer paso para mejorar la impresión fue la salida del sol y ver el mar, poco más necesito para ser feliz.



Todo ello se vio reforzado por su playa



Sus puestas de sol



El aire antiguo de sus calles y su muelle en el que se ubica uno de los mejores restaurantes de la ciudad.



Sin lugar a dudas merece una visita

jueves, 6 de agosto de 2015

¡Naba Wine & Food Festival




El fin de semana pasado tuvo lugar en la Expo de Upington el !Naba Wine and Food festival. Lo esperábamos con tantas ganas que llegó, pasó y lo disfrutamos como enanos!



Allí estaba metido todo Upington y alrededores ya desde bien tempranito. Nosotros nos plantamos allí sobre las 10:30 y ya había cola para entrar y para recoger las bolsas de regalo que contenían los talonarios que te permitían hacer la cata. En realidad en muy pocos sitios solicitaban los vales. La bolsa también incluía una copa (de plástico) una revista, el programa y una bolsa de pasas.



Pues nada, una vez con la bolsa en nuestro poder, nos dedicamos a dar un paseo por los expositores y el recinto en general. 




Tengo que reconocer que estoy gratamente impresionada por lo muchísimo que se lo curraron. Todo muy bien decorado y presentado. Un montón de productos para probar y gente súper agradable que se paraba a explicarte cada detalle como si no lo hubieran hecho otras 30 veces antes y no hubiera otras 400 personas intentando llamar su atención.




Según nos comentó nuestro amigo en la organización, el año pasado que fue su primera edición, el festival se organizó en tres meses, mientras que este los preparativos duraron todo el año y la verdad es que se notó una tremenda diferencia. No solo en los expositores que venían de todos los puntos del país sino en las actividades, decoración..... Además también hubo un concurso de Braai y exhibiciones de cocina en directo.



En la primera ronda, que abandonamos por estrés debido al montón de gente que había, nos dedicamos más a la comida empanadas de cordero, licores caseros, quesos artesanales, salchicha de Kudu.... Tras una pausa en el “Street Café“, una calle en la que montaron terracitas, música y una furgo que vendía cerveza artesanal, fuimos a por el segundo asalto. 




En la segunda ronda, nos centramos más en la bebida y reconoceré que salimos de allí más que achispados!! Al final desistimos por riesgo a salir a gatas y porque llegamos a un punto en el que ya no podíamos saborear lo que probábamos, pero sinceramente, la calidad de los vinos que había era impresionante!




Así que nos fuimos a buscar un sitio en el que poder asentar campamento y buscar algo que llevarnos a la boca. Al final nos decantamos por unas hamburguesas que estaban buenísimas y por regar la comida con algo más de cerveza de “Bar Di Bar” sin lugar a duda lo que más me gustó del festival. Además de las cervezas artesanales (incluyendo una propia), también tenían sidra, vino y Champan. 




Como no podía faltar, también tuvimos que ir a por un cocktail a Sakie Se Arkie y la verdad es que la casi hora de espera, mereció la pena. No defraudan!



En resumen, un gran día, un gran evento y me muero de ganas de repetir!

martes, 4 de agosto de 2015

Dos Añinos




Suele decirse que el tiempo vuela y, por mucho que suene manido, es totalmente cierto. 24 meses, dos años, han pasado desde que puse el pié por primera vez en Sudáfrica y ahora, cuando parece que la aventura toca a su fin, tengo la sensación de que no han pasado más que unas pocas semanas.



Aún recuerdo el día que me llamaron para darme la noticia de mi traslado al continente Africano. Reconoceré que cuando terminó la conversación temblaba de los pies a la cabeza y que fue necesaria una llamada a mi oráculo para poder volver a recomponerme. Siempre tienes la palabra justa en el momento que más la necesito.

Han sido meses de muchos buenos ratos pero también de muchos agobios y disgustos. De vida en el campamento en medio del desierto, de cientos de puestas de sol impresionantes, de amaneceres que te dejan sin respiración, de noches mirando las estrellas y de kilómetros, muuuuuuuuchos kilómetros. Tengo la sospecha de que mi pasaporte planea denunciarme por malos tratos, y eso que aún no sabe lo que tengo en mente para él!



También han sido meses de querer tirar la toalla 20 veces y agacharme a recogerla otras tantas empujada por mi orgullo, ya se sabe que las cosas no se disfrutan tanto si no se pelea por ellas.



Me considero afortunada, en este tiempo he sabido rodearme de buena gente, algunos que por desgracia ya se han ido y otros que espero que hayan llegado para quedarse y a todos espero encontrármelos en próximos proyectos.



He descubierto que conducir 300 km por la pista de tierra merece la pena si en casa me espera tu sonrisa.



Han sido dos años de muchos cambios, en los que estar lejos de casa ha sido difícil, pero sin lugar a dudas diré que han sido dos años felices y que mientras dure mi estancia por estas tierras pienso seguir disfrutando y viajando como hasta ahora!