martes, 4 de agosto de 2015

Dos Añinos




Suele decirse que el tiempo vuela y, por mucho que suene manido, es totalmente cierto. 24 meses, dos años, han pasado desde que puse el pié por primera vez en Sudáfrica y ahora, cuando parece que la aventura toca a su fin, tengo la sensación de que no han pasado más que unas pocas semanas.



Aún recuerdo el día que me llamaron para darme la noticia de mi traslado al continente Africano. Reconoceré que cuando terminó la conversación temblaba de los pies a la cabeza y que fue necesaria una llamada a mi oráculo para poder volver a recomponerme. Siempre tienes la palabra justa en el momento que más la necesito.

Han sido meses de muchos buenos ratos pero también de muchos agobios y disgustos. De vida en el campamento en medio del desierto, de cientos de puestas de sol impresionantes, de amaneceres que te dejan sin respiración, de noches mirando las estrellas y de kilómetros, muuuuuuuuchos kilómetros. Tengo la sospecha de que mi pasaporte planea denunciarme por malos tratos, y eso que aún no sabe lo que tengo en mente para él!



También han sido meses de querer tirar la toalla 20 veces y agacharme a recogerla otras tantas empujada por mi orgullo, ya se sabe que las cosas no se disfrutan tanto si no se pelea por ellas.



Me considero afortunada, en este tiempo he sabido rodearme de buena gente, algunos que por desgracia ya se han ido y otros que espero que hayan llegado para quedarse y a todos espero encontrármelos en próximos proyectos.



He descubierto que conducir 300 km por la pista de tierra merece la pena si en casa me espera tu sonrisa.



Han sido dos años de muchos cambios, en los que estar lejos de casa ha sido difícil, pero sin lugar a dudas diré que han sido dos años felices y que mientras dure mi estancia por estas tierras pienso seguir disfrutando y viajando como hasta ahora!

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