Después de mis vacaciones en la terrina, toca volver a la dura realidad, a mi mesa hasta la bola de todo el trabajo acumulado, a conducir por la izquierda, a la vida en el desierto, a dormir en el campamento, a la pista de tierra, al invierno…..
En las 32 horas de vuelo quedaron atrás la arena que tenía en partes de mi cuerpo que no sé ni nombrar (bondades de Cádiz y sus dunas de arena), los pantalones cortos, las puestas de sol a las 10 de la noche, el olor a sal e incluso una parte del moreno.
Pero tengo que reconocer que no todo es malo también vuelvo a mis atardeceres copa de vino en mano, a mis braais de fin de semana.... algún consuelo tendré que tener ¿no?
No te das cuenta de lo mucho que echas de menos la tierrina hasta que no te toca volver a dejarla, así que aquí estamos una vez más, contando los días para volver a surcar los cielos camino de una buena ronda de mimos.
Intentaré actualizar estos días pero reconozco que la cosa está un poquito complicada
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