Ayer asistí a mi primer Baby Shower y tengo que reconocer que nos lo pasamos super bien.
Una de nuestras compañeras de la oficina está embarazada y algunas de las chicas locales decidieron hacerle una fiesta sorpresa y así como si nada acabé co-organizado el sarao.
A la hora de comer nos reunimos en la sala de juntas que había sido decorada previamente para el evento. Tengo que reconocer que se ve que tienen experiencia ya que se lo curraron mogollón.
Reconoceré que si lo hubiéramos organizado desde el sector español del proyecto habría quedado mucho más cutre. En primer lugar porque la experiencia es un grado y en segundo porque la decoración la reutilizan de una fiesta a otra y todas las pijaditas que traían no las hubiéramos encontrado ni en un millón de años.
Como era de esperar la homenajeada se llevó una gran sorpresa, se emocionó lo suyo y lo más importante de todo, se lo paso como una enana.
Tras la apertura de regalos, que hubo que hacer con los ojos cerrados y adivinando qué era cada cosa, nada fácil para una madre primeriza,
nos dimos un buen festín que casi termina en una sobredosis de azúcar.
Por si lo dudabais, es niña ;)
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