Durante mi último viaje, finalmente tuve la oportunidad de conocer un poco más Cape Town, y aunque me reitero en que la ciudad es sí misma ni fu ni fá, le voy encontrando un poco más de encanto.
Una de las partes que más me llamó la atención fue la famosa Long Street, de la que va este post.
Ya hacía tiempo que me habían contado cosas sobre ella y, para ser sincera, me picaba el gusanillo.
Lo primero a destacar del centro de Cape Town, es que el tráfico es caótico y en Long Street no iba a ser menos. Es una calle super turística, llena de bares, restaurantes y albergues.
Yo creo que la mejor opción para desplazarse por la ciudad, especialmente cuando no la conoces y no estás acostumbrado a tanto tráfico, es el autobús turístico, que tiene parada en la mitad de la calle.
Me llamó la atención que los edificios en la misma eran muy antiguos, pintados de colores llamativos y con grandes terrazas en el primer piso.
Me dio la sensación de ser una pequeña ciudad inglesa u holandesa en medio de todo el hormigón y cristal que es el resto de la ciudad. Desde mi punto de vista tiene muchísimo encanto.
Además, al ser una calle tan turística, puedes caminar por ella durante el día sin ningún problema, más que la típica gente pidiendo limosna. No hay que descuidar el bolso y las carteras, pero tampoco hay que preocuparse en demasía por la seguridad.
Hubo una tienda que me llamó muchísimo la atención pero que no pude descubrir su nombre. Era como entrar en la selva.
Además The Panafrican Market y Timbuktu Café merecen una visita, siendo otro de esos lugares especialmente llamativos.
Finalmente para los hambrientos, la variedad gastronómica es amplísima, pero parece ser que de los lugares más recomendados de la calle es “Mama Africa”. Desgraciadamente, no os puedo contar mucho del sitio, ya que nosotros nos quedamos con las ganas de ir.
Veredicto: Long Street es definitivamente una calle para perderse unas cuantas horas.
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