jueves, 16 de enero de 2014

Un viaje distinto




Después de casi un mes en España llegó el momento de volver a tierras sudafricanas, ya se sabe que lo bueno no dura para siempre. Así me levanté yo este martes dispuesta a enfrentarme a 30 horas de viaje y a una noche de dormir a ratillos.

Una vez mentalizada, cuál fue mi sorpresa cuando en la puerta de embarque de París, al pasar mi billete salió una luz roja en lugar de la verde. Tras hacer unas comprobaciones en la pantalla y cambiarme de tarjeta de embarque me dejaron pasar. Cuando caminito de mi querido Airbus 380 me puse a mirar con algo más de calma mi tarjeta de embarque me dí cuenta de que no solo me habían cambiado de asiento, sino que me habían subido a Business!!!!!!

Ya antes de despegar nos ofrecieron champan y zumo, junto a su respectiva toallita caliente para que te limpies las manos. Para cenar, además de tener cuatro opciones para escoger, te ponen mantel en la mesa, y en la bandejita tienes  salero y pimentero individual!



Lo mejor de todo desde mi punto de vista ha sido el poder dormir tumbada, durmiendo en posición horizontal en un avión! Jamás lo habría creído. La verdad es que entre eso la almohada y la manta parecía que estabas en la cama.



Por la mañana para desayunar también tenías para escoger entre cuatro opciones, y la verdad es que al gofre que comí se le podía poner buena nota.



Yo creo que este viaje fue una recompensa por el infierno de viaje que tuve la primera vez que volví a casa, algo así como karma. Sea lo que fuere lo disfruté como una enana y no quiero pensar en lo duro que será volver a turista, si hasta el baño era más grande y tenía productos de Biotherm!



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