Año nuevo, vida nueva y recupero mi propósito de revivir el blog que desde mi vuelta a casa está un poco olvidado.
Para ello hoy tiro de uno de mis pesos pesados, un lugar que me enamoró cuando lo conocí hace unas semanas en mi “viaje de despedida” (hasta nuevo aviso) del continente africano que tanto he llegado a querer en estos meses.
Hoy os voy a hablar del “high tea” del Oyster box, el hotel más IN de todo Umhlanga Rocks.
Investigando por internet en busca de cosas para hacer los dos días que pensábamos pasar en los alrededores de Durban, dimos con información sobre esta experiencia única e indispensable si estás por la zona.
Por 200 ZAR cabeza te garantizas el acceso al hotel, que ya en sí es una pasada, así como una comida/merienda digna de reyes.
Importante la ropa, hay que ir bastante arreglado, tampoco es necesario el traje y la corbata, pero casi! Nada de pantalones cortos ni de chanclas.
Los horarios de las 14:30 a las 17:00, es importante reservar con la mayor antelación posible ya que yo llamé más de un mes antes y no pude ir el día que quería.
En primer lugar destacar que el hotel es indescriptible y el “Palm Court” en el que sirven el té es tan bonito que intimida.
La mesa decorada con mucho gusto y las sillas extremadamente cómodas. Nada más sentarnos nos ofrecieron copas de champán para que pudiéramos disfrutar mientras acababan de preparar la mesa del buffet.
Sobre la mesa de la comida ¿qué puedo decir? cualquier adjetivo se queda corto, no hay palabras para describir la presentación, los colores y la completísima variedad de comida que ofrecían.
Empezamos despacito y con buena letra, probando un poquito de casi todo y tratando de no llenar nuestros platos del todo ya que era más bien una carrera de fondo. La comida no solo no se agotaba sino que la reponían y seguían sacando algunas cosas más mientras comíamos.
Al final, nuestro “high tea” duró casi dos horas en las que comimos hasta casi reventar y alguno llegó a probar todas y cada una de las tartas que había (EJEM). Cuando nos levantamos de nuestros cómodos sillones no sabíamos si caminar o rodar.
Sin lugar a dudas es una experiencia digna de ser disfrutada si estás en la zona, yo me plantearía ir solo para repetir!!!!!
Decir que aunque el tiempo no acompañara, el hotel es impresionante, y está lleno de terrazas, bares y restaurantes de distintas temáticas para todos los gustos y aunque no sean baratos precisamente, sí son asequibles para darse un caprichillo de vez en cuando.
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